Enoturismo

Enoturismo por Cataluña

El enoturismo te permite conocer un país a través de sus vinos. Los de Catalunya son de calidad y muy variados, tanto que hay once denominaciones de origen, además de la DO del cava, el vino espumoso de Catalunya reconocido internacionalmente,  con la capital situada en Sant Sadurní d’Anoia.

La experiencia de probarlos en su lugar de elaboración te permitirá entender cómo el Mediterráneo, el sol y el paisaje variado han influido en su cuerpo, su aroma y su sabor.

Vinos bañados por el mar Mediterráneo
Si quieres practicar el enoturismo al lado del mar, mezclando el pescado y el marisco de la costa con el vino, tienes a tu disposición una amplia variedad. Una de las DO es la de Alella, la más pequeña. Son seis bodegas, de un municipio muy cercano a Barcelona, que producen un vino blanco que combina a la perfección con una buena comida. Otra denominación es la de L’Empordà, en la Costa Brava. Tiene tanto vinos blancos como negros, pero son especialmente reconocidos por los dulces, ideales para acabar un buen almuerzo. En la zona de la Albera, los viñedos crecen entre este macizo, el Cabo de Creus, y la zona pantanosa de los Aiguamolls de l’Empordà y esta situación privilegiada impregna de sabor sus vinos.

La DO de Tarragona, en cambio, destaca por sus vinos de licor (la mistela, el moscatel, el vino rancio…). Y si te acercas al Penedès, a poca distancia de Barcelona podrás ver los viñedos de “xarel·lo”, una variedad de uva tipo moscatel que aguanta muy bien el sol y la sequía. Si te apetece, te pueden enseñar a podar las cepas.

Una gran variedad de vinos para probar
Si pruebas los vinos del Priorat, que se encuentran entre los más reconocidos internacionalmente, apreciarás el sabor singular que le da la tierra de “llicorella” (pizarra). Si llegas a Gratallops, podrás dar una vuelta entre los viñedos en bicicleta eléctrica. Será muy divertido si vas con los amigos. Y cuando acabes, aprovecha para hacer un picnic con productos de la zona.

Otros vinos de interior son los de Costers del Segre, donde los viñedos crecen a orillas del río Segre. Si puedes, acércate a una bodega que tiene las viñas a 1.000 metros de altitud y en la que fermentan el vino en cubetas de piedra del siglo XII. Los vinos que podrás probar son de una gran complejidad aromática.

Si quieres probar un vino de la DO Conca de Barberà es recomendable que sea un rosado, ya que tienen mucha calidad y se elaboran con la variedad de uva “trepat”. Si tienes la oportunidad, prueba un vino de la DO Pla de Bages que son muy frescos, de concentración amable y producidos al lado de la montaña de Montserrat. Y si vas a los Ports de Beseit, un lugar que vale la pena visitar, podrás catar los vinos blancos de la DO Terra Alta, elaborados con una garnacha que crece en valles de difícil acceso.

Aprovecha la oportunidad de entrar en cualquier bodega. Te abrirán sus puertas encantados. Los vinos catalanes te seducirán.